lunes, 29 de julio de 2013

Tragedias de Primera y de TERCERA.

El pasado 25 de julio un tren que llegaba a Santiago de Compostela a una velocidad de 190 Km por hora debiendo hacerlo a 80, descarriló con un alto resultado de muertos y heridos.

La noticia tuvo un gran eco en los medios de comunicación con un gran despliegue de profesionales y medios audio-visuales que impresionaron nuestros oídos y retinas y acongojaron nuestros corazones; se abrieron nuestras carnes ante la magnitud de la tragedia y tanto dolor humano.

No tenemos la misma actitud con tragedias humanas que se perpetúan diariamente por años interminables ante la muerte de millones de personas por hambre..., sed..., enfermedades...,  hambrunas..., guerras..., en países del eufemísticamente llamado Tercer Mundo... como si estas tragedias ocurrieran en otro mundo y no en el nuestro.

Pero no; nuestro mundo es otro: el Primer, el rico, el del Bienestar, el que queriendo ocultar el dolor y la muerte se conmociona cuando ocurren y, como queriéndolos conjurar se declaran días de luto oficial, se ofrecen actos de culto religiosos y de estado presididos por  altas jerarquías eclesiásticas, por la Casa Real, por Presidentes de Gobierno estatal y autonómicos...; particulares desplazándose o con ofrendas florales para expresar su condolencia...; Presidentes de Estado que se solidarizan porque el dolor en nuestro Primer Mundo es una tragedia universal.

Somos auténticamente patéticos... ¿Cuántas de estas actitudes que tenemos ante tragedias en "nuestro" Primer Mundo hemos tenido ante los horrores y tragedias que este nuestro Primer Mundo provoca en el "otro", en el Tercero, por lo que es el Último?