martes, 8 de abril de 2014

ABORTO: Sí...No...


Es el ABORTO un asunto que me preocupa; y motivo de muchos devaneos pues son muchos los intereses y personas implicados. Siendo una auténtica tragedia es, sin embargo, motivo de airada reclamación como un derecho desde un sector, sobre todo, femenino.

En la naturaleza humana impera una Ley universal acerca de la defensa y conservación de la vida a toda costa, incluso matando por ello y aun a riesgo de la propia vida, en pro de la conservación de la especie.
Así, es lícito oponer  tanto la guerra, como la condena a muerte,  por quien siente amenazada su vida.

El precepto negativo "NO MATARÁS", de orden moral, que es parejo al precepto cristiano positivo "AMARÁS AL PRÓJIMO aun a riesgo de tu vida", tienden a poner remedio al origen mismo del inicio de la violencia: nadie necesitaría defender su vida si nadie atentara contra ella.
Así, pues, no matarás, es un precepto moral. No es una Ley Absoluta; ya que hay supuestos en los que es lícito dar muerte a un ser humano: cuando éste se convierte en una amenaza real a la vida propia o de la sociedad.

EL ABORTO.
Por sí mismo no es malo. El aborto espontáneo es un acontecimiento natural de interrupción de la gestación ante un proceso inviable.
Por sí mismo, el aborto provocado o terapéutico no es condenable. La mayoría de las veces remedia muchos males y evita malas prácticas.
Tampoco es condenable la persona que lo reclama;  la muerte del hijo la decide la propia madre, o da su consentimiento, bien porque el embarazo supone grave peligro para la integridad de la madre; bien porque es fruto de una agresión sexual; o de unas relaciones sexuales irresponsables.
Lo que es condenable es su manipulación; la intencionalidad: cuando se proclama el aborto como salvoconducto para la práctica de una sexualidad irresponsable.

FELIZ NAVIDAD y un año NUEVO



Os deseo a todos una FELIZ NAVIDAD y que el próximo año no sólo sea un... nuevo año, sino que sea un... año nuevo  auténticamente NUEVO porque:

El Niño que ha nacido en Belén se vaya haciendo grande en nuestros corazones y nos haga mejores personas, más acogedoras, más solidarias, más humanas... DIVINAS.


Por cierto: ¿No os habéis preguntado nunca quién estuvo presente, quién vio, quién fue testigo del nacimiento de Jesús para podérnoslo contar?
¿No os parece que en medio de la tragedia, soledad y miseria en que nos narra Lucas (Lc 2,1-7) todo resulta muy maravilloso, muy teatral (Lc 2, 8-20)?

Efectivamente, ninguno de los discípulos y seguidores de Jesús fueron testigos de su nacimiento: cuando conocieron a Jesús este era un hombre de unos treinta años.

AMOR... ¿Qué es?


Sin pretender un tratamiento científico, sino, por puro devaneo acerca del tema, diría que el amor es el resultado de una serie de procesos electro-químicos en el cerebro.

 Parece en principio curioso que el área cerebral del amor esté en el entorno del apetito sexual y de la adicción a las drogas. Pero pensándolo bien resulta lógico pues el amor produce los dos efectos: adicción, apego y reacciones de la sexualidad.

El amor es una reacción natural..., involuntaria..., espontánea... ante alguien cuya vista -de ahí el llamado amor a primera vista o flechazo-, o mediante su trato, produce una emoción de atracción en nosotros.
Esta emoción desencadena unas reacciones a nivel cerebral que libera una serie de sustancias que afectan a nuestro organismo tales como la aceleración del corazón, el gusto e incluso necesidad de estar con esa persona, la puesta en escena de nuestras mejores galas de nuestra condición sexual: masculinidad o femineidad -tanto en etero como en homosexuales-, el desarrollo de nuestros mejores sentimientos tales como amistad, admiración, nobleza... Y un segundo movimiento que puede ser simultáneo, o posterior, como es el deseo sexual.

SECULARIZAR la Iglesia.

Si estuviera en una entrevista con el Papa Francisco le hablaría de la necesidad de desclericalizar la Iglesia... Secularizar la Iglesia.
Volver a los orígenes de la Cristiandad más sugestiva y prolífica.

Le hablaría de cómo concibo el proceso para nuestro tiempo.
Tomaría como ejemplo los Institutos Seculares; cómo todos los miembros de la Comunidad están dedicados al apostolado y que todos son seglares, incluido el Superior de la Comunidad.
Cómo el sacerdote se ocupa de las funciones específicas de su vocación: la formación catequística y teológica de la Comunidad, de los retiros espirituales, de la liturgia..., etc.

sábado, 5 de abril de 2014

LA IGLESIA SECULARIZADA de la Modernidad.


"En el primer posconcilio se acuñó la frase de que la Iglesia del futuro sería la Iglesia de los laicos" (Vida Nueva Nº 2.887, pg. 19).

Entiendo por Iglesia secularizada aquella en la que, en su totalidad, o en su mayor parte, la Jerarquía es seglar.  Aquella que reconoce su incapacidad para explicar y dar razón del Ser de Dios; la que renuncia  al poder y al control de las conciencias en su nombre; la que intuye y busca a Dios mimetizado en la Historia, en la vida, en vez de en el Cielo; la que no establece separación entre lo Sagrado y lo Profano, sino aspectos de la misma realidad de la Creación.

Al HOMBRE ACTUAL y fundamentalmente europeo ( hijo de la Ilustración iniciada en el s.VI que dio origen a la Modernidad a finales del s.XIX y primeros del XX), al que más que moderno o posmoderno lo llamaría yo "transmoderno", la GLOBALIZACIÓN no le permite ser ni estar de una forma determinada, sino en constante tránsito impulsado por fenómenos globales como la:
Trans-misión, recepción y emisión de conocimientos y aconteceres a nivel mundial de forma inmediata;
Trans-ferencia, intercambio y aceptación de las diferentes ideas, experiencias, culturas, religiosidades;
Trans-porte de mercancías y personas dotadas de una gran movilidad que modifican costumbres y rompen tabúes haciendo que lo que antes era extraño, exótico, incluso rechazable, sea ahora  normal y habitual en la ciudad, en el barrio, o en la propia familia;
Trans-gresión porque lo que ha recibido como normativo ya no lo considera así;
Trans-parencia del mundo, de las instituciones, de la política por un reconocimiento común entre las Religiones de la necesidad de hacer un Mundo mejor, aunque en la práctica se encuentren, aún, diferencias conceptuales importantes;
Trans-formación porque todo ello altera su modo de pensar, de ser, de estar en el Mundo, de la concepción de sí mismo, de las instituciones y también de la religiosidad y de la fe.