martes, 3 de diciembre de 2013

ORACIÓN... ¿Por qué?


Nuestra relación con Dios, con el Dios de Jesús, es, con demasiada frecuencia, semejante a la relación del Hombre con los Dioses paganos.

Seguimos recurriendo a Dios para pedirle..., para reclamar su atención..., con la exigencia de que nos sea propicio para el logro de nuestros objetivos y como amuleto que nos libre de todo cuanto consideramos adversidad.

La inmensa mayoría de los cristianos, como el resto de los humanos, si no es para pedirle algo, vivimos olvidados de la existencia de un Dios-Amor, absorbidos y bastante oprimidos por los aconteceres de la vida y... ¡empeñados en vivir lo mejor posible! aunque ello suponga dejar más de un prójimo en la cuneta.
Vivimos en función de otros Dioses: Bienestar, prestigio, rendimiento económico, seguridad... y llenos de temores: a la pobreza, a la enfermedad, al fracaso..., etc.
Estamos tan pendientes de nosotros mismos que no somos capaces de sentir a nuestro lado al Dios que se desvive y da la vida por nosotros.

Pero... ¡Ayyy...! Cuando nos vienen mal dadas... y se cierne la tragedia... es cuando nos damos cuenta cuán lejos estamos de Dios.
Entonces..., pensando que es Dios el alejado, el desinteresado..., REZAMOS.