sábado, 5 de abril de 2014

LA IGLESIA SECULARIZADA de la Modernidad.


"En el primer posconcilio se acuñó la frase de que la Iglesia del futuro sería la Iglesia de los laicos" (Vida Nueva Nº 2.887, pg. 19).

Entiendo por Iglesia secularizada aquella en la que, en su totalidad, o en su mayor parte, la Jerarquía es seglar.  Aquella que reconoce su incapacidad para explicar y dar razón del Ser de Dios; la que renuncia  al poder y al control de las conciencias en su nombre; la que intuye y busca a Dios mimetizado en la Historia, en la vida, en vez de en el Cielo; la que no establece separación entre lo Sagrado y lo Profano, sino aspectos de la misma realidad de la Creación.

Al HOMBRE ACTUAL y fundamentalmente europeo ( hijo de la Ilustración iniciada en el s.VI que dio origen a la Modernidad a finales del s.XIX y primeros del XX), al que más que moderno o posmoderno lo llamaría yo "transmoderno", la GLOBALIZACIÓN no le permite ser ni estar de una forma determinada, sino en constante tránsito impulsado por fenómenos globales como la:
Trans-misión, recepción y emisión de conocimientos y aconteceres a nivel mundial de forma inmediata;
Trans-ferencia, intercambio y aceptación de las diferentes ideas, experiencias, culturas, religiosidades;
Trans-porte de mercancías y personas dotadas de una gran movilidad que modifican costumbres y rompen tabúes haciendo que lo que antes era extraño, exótico, incluso rechazable, sea ahora  normal y habitual en la ciudad, en el barrio, o en la propia familia;
Trans-gresión porque lo que ha recibido como normativo ya no lo considera así;
Trans-parencia del mundo, de las instituciones, de la política por un reconocimiento común entre las Religiones de la necesidad de hacer un Mundo mejor, aunque en la práctica se encuentren, aún, diferencias conceptuales importantes;
Trans-formación porque todo ello altera su modo de pensar, de ser, de estar en el Mundo, de la concepción de sí mismo, de las instituciones y también de la religiosidad y de la fe.



El Hombre actual se caracteriza, además, porque renuncia a dejarse fascinar por los Grandes Relatos que han servido antes de la Modernidad para dar sentido a la vida; se nutre de Pequeños Relatos que extrae de su personal experiencia vital; no desde una Experiencia propuesta y aceptada como absoluta, sino como proceso personalizado de experiencias, de encuentros, de hallazgos que se suceden en la vida diaria  sin importar el origen de sus fuentes si dan contestación a sus interrogantes. No se le puede llamar propiamente sincretismo: porque sin abandonar su religiosidad troncal, adopta aspectos de otras religiosidades: Budismo, Cristianismo, Sufismo...

Por lo tanto, no habla de Absolutos: de Fe, sino de fes; de Sabiduría, sino de saberes; de Libertad, sino de libertades; de Conocimiento, sino de conocimientos; de Experiencia, sino de experiencias. En constante búsqueda y evolución

No por ello podemos decir que sea menos religioso ni menos creyente, aunque sí menos crédulo:
Más creyente en opciones de su elección; menos crédulo en "porque se lo han enseñado" o "porque siempre ha sido así".

Llega a ser más religioso y creyente que el creyente convencional o institucionalizado y lo es de manera distinta: menos dogmático, más relativista.
Aunque, contradictoriamente, en sectores de la Iglesia católica se alimentan nuevos movimientos de juventud tendentes a un cierto fundamentalismo.

Es por lo que al CRISTIANO ACTUAL europeo, posmoderno o "transmoderno", ya no le fascina la Teología Sacerdotal Dogmática de los Grandes Relatos como Experiencia de una Iglesia Sacralizada con el fin de atraer, educar y fundamentar la Fe como si de las grandes masas de gentes anteriores a la Modernidad se tratara.
Yo diría que repugna el afán institucional de controlar las conciencias; y el que los siglos hayan hecho que, con motivo de la Fe, la Iglesia haya acabado predicándose a sí misma.

Le cuesta creer en los Grandes Relatos sobre la Verdad generalmente referidos a "los contrarios", en los que, por cierto, el Hombre lleva la peor parte y consideración y protagonismo, tales como:
Lo Creado y Lo Increado...; el Cielo y la Tierra...; lo Divino y lo Humano...; el Pecado original y la Redención...; la Maternidad Virginal...; Salvación o Condenación...; lo Sagrado y lo Profano.

Relatos que traen muy sin cuidado al cristiano "transmoderno" actual como algo que le viene impuesto; como Experiencia y Verdad institucionales sin cabida de sus propias intuiciones, convicciones y experiencias personales derivadas de la Ciencia, del espíritu de libertades de la Modernidad y de la influencia de la Globalidad.

El cristiano actual no es tan crédulo:
En un poder Sagrado conferido por Dios a su Iglesia a la que debe estar sometido en obediente sumisión;
En esa Iglesia Universal y sacerdotal que impone una Fe institucionalizada, un modo oficial de sentirse creyente para todos.
En un Pecado Original; en una maldad de la naturaleza humana contrapuesta a la Bondad de la Naturaleza Divina.
No le es fácil confesar la Divinidad de Cristo porque encontrándola inaccesible e inimitable le es indiferente.
No cree en la Redención como recurso y remedio de un fracaso creador de Dios, sino en que Dios creó al Hombre perfecto en sus  limitaciones e imperfección perfectible y para una vida eternamente feliz.

Cree en los pequeños relatos evangélicos acerca de la acogida y solidaridad de Jesús de Nazaret con cuantos sufrían dolor, enfermedad, pobreza, marginación porque hablan de la bondad del ser humano donde Dios se hace presente a pesar de sus limitaciones y de sus aparentes fracasos.
Cree que las acciones del Hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, pueden poseer condiciones salvadoras, sanadoras para sí mismo y para los demás.
Cree que lo profano y lo sagrado están al mismo nivel; que no puede darse uno sin el otro; que lo sagrado se da en lo profano: Naturaleza, familia, trabajo, vacaciones, justicia, solidaridad....
Cree, en base a una instrucción religiosa, no de manera ciega y obediente, sino crítica y personalizada, en la inmanencia en la Historia de una Realidad Trascendente.

Hasta el presente hemos estado, igual que en la sociedad Medieval, -como si no se hubieran sucedido una Ilustración y una Modernidad- privados de libertad de pensamiento y de autonomía personal, más que educados, adoctrinados por una:

TEOLOGÍA SACERDOTAL dogmática basada en los Grandes Relatos Bíblicos a partir de la seguridad del conocimiento de DIOS.
Un Dios que habita en la perfección, paz y gloria de los Cielos enfrentado al desorden y pecado introducido por el Hombre en su Creación; un Dios "extraterrestre" que desciende a la Tierra fecundando una Virgen (Encarnación), para rescatar al Hombre (Redención) y que regresa en su Ascensión a los Cielos.
Teología a la que el Hombre Ilustrado de la Posmodernidad y más aún el de la "Transmodernidad" se encuentra incapaz de dar crédito.

La Fe del Hombre religioso europeo de hoy da lugar a una TEOLOGÍA SECULARIZADA, por profana no menos sagrada, pero no sacerdotal ni dogmática, basada en la búsqueda de Dios.
Un Dios que, de manera enigmática, se revela al Hombre desde su propia Historia, distinto del Dios de Los Cielos.
No es una Teología doctrinal, ni única; son múltiples teologías que, desde la responsabilidad, libertades y verdades personales, buscan a Dios desde distintas experiencias y sensibilidades:
Desde una sensibilidad femenina se busca a Dios en la problemática de la mujer (sexualidad responsable; fertilidad natural o inducida; maternidad heroica o aborto; marginalidad o dignidad...).
Desde una sensibilidad trascendente se busca a Dios en el Final de la Vida como fin del peregrinaje de la vida, como el Gran Encuentro en la Casa del Padre (un fin de la vida digno, sin dolor y en amor y compañía; distintas posturas ante una eutanasia heroica o una eutanasia compasiva).
Búsqueda de Dios desde la marginalidad; desde la injusticia; desde el trabajo; desde la solidaridad;  desde una ecología responsable, respetuosa y conservadora de la Naturaleza... Etc.

Son teologías construidas desde una experiencia profética (me sugiere la Biblia Hebrea) con potencialidad creadora de un cristianismo laico multiforme de Comunidades Proféticas al estilo Paulino de grupos pequeños, cohesionados, fuertes, comprometidos en un estilo de vida intrigante, atractivo y de denuncia de las injusticias que, al estilo de las iniciales comunidades de Jesús de Nazaret, serían estímulo y motor para la transformación de su entorno.
Ni que decir tiene que estas teologías reciben el rechazo de la Jerarquía eclesiástica.

Estas Comunidades, surgidas en torno a personas comprometidas con el apostolado y de una recia Fe profética no deben ser confundidas con sectas, sino reconocidas como Iglesias Particulares y proféticas conformadoras de lo que sería una:

IGLESIA SECULAR Y LAICA UNIVERSAL.
Secular, porque surge de la experiencia del "siglo" de la vida misma, de la propia Historia Humana.
Laica porque está constituida y dirigida por laicos, no desde una casta sacerdotal.
Universal en dos aspectos: Primero, porque la conforman el conjunto de Comunidades de creyentes, no una Institución que se impone, sino una Comunidad que se compone.
Segundo, porque esta religiosidad desde la Fe en el Dios de Jesús es aplicable a todo Hombre cualquiera que sea su cultura, religión y situación, como lo fue para el judío Jesús y para la plural cristiandad de los primeros apóstoles: Pablo, Santiago, Bernabé...

No se trata de sustituir la Iglesia Sacerdotal tradicional por una Iglesia Secular Moderna. Sino de que todas cuantas Comunidades puedan surgir convivan en una Iglesia plural, Comunidad de Comunidades Cristianas auténticamente universal.

Desde la Sociología y la Teología se oyen voces que están alertando del descenso del Cristianismo en Europa con un desarrollo del Islam.
Es muy posible que este proceso sea debido, en buena parte, a la oposición visceral que la Iglesia ha mantenido frente al Modernismo.
No vaya a pasar en Europa como en Oriente Próximo, cuna y núcleo de expansión del Cristianismo que hace siglos se confiesa Islámico. Donde el Cristianismo en Anatolia, Siria, Palestina, es arqueología, recuerdo histórico y atracción turística.

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