lunes, 2 de septiembre de 2013

¿SÍNDROME POSVACACIONAL?

La mayoría de la población ha disfrutado de sus  ansiadas vacaciones. 
Escalonadamente se ha ido incorporando a sus trabajos y pronto lo hará la población estudiantil.

De un tiempo a esta parte, tampoco mucho, se ha puesto de moda en los medios de comunicación hacer referencia al "síndrome posvacacional". No me gusta. No digo que no sea realidad en algunas personas... pero no es algo generalizado en la sociedad como puede parecer por los comentarios y alusiones de los medios.
Yo tengo ya larga vida... y no recuerdo en mis épocas juveniles, y aun maduras, ni en mí, ni en mi familia, y podría afirmar que ni en la sociedad en que vivía, haber sentido a nadie traumatizado por el fin de sus vacaciones.
El trabajo, como las vacaciones, eran etapas de la vida que se vivían con naturalidad; había, cómo no, trabajos duros y pesados y a ellos se iba con resignación, pero no constituía un trauma... nadie se deprimía por ello.
Había, eso sí, un ESPÍRITU... un "espíritu" de superación de estas circunstancias como la vida misma: en muchos, porque simplemente la vuelta al trabajo era el medio habitual de vida y de obtener un sueldo con el que mantener la familia; para muchos otros, no sólo por eso, sino porque el trabajo era su modo de sentirse útil... y respetado... de hacer un servicio a alguien a quien interesara ese trabajo, fuera un particular o la propia empresa.
Había incluso un "espíritu" de pertenencia a la empresa con la que el trabajador se identificaba aun a pesar de la dureza de su trabajo: en una mina, en un alto horno...



Ese ESPÍRITU de pertenencia... de servicio... de prestigio... mantenía a las personas identificadas con su trabajo.
Las vacaciones eran planeadas con ilusión a lo largo del año y esperadas como algo ganado y merecido por el esfuerzo de todo el año. Como hoy en día, unos las disfrutaban de una tacada todas seguidas, mientras otros las repartían por semanas. Pero nunca nadie me llamó la atención por encontrarse deprimido al final de sus vacaciones o de vuelta a su trabajo... es más, era motivo de alegres comentarios en el colegio, en el puesto de trabajo, que contribuía a fomentar un "espíritu" de convivencia y buena armonía.

Pero... de un tiempo a esta parte se oye y se lee hacer referencia, más de la cuenta y de lo conveniente, a una especie de depresión posvacacional que, en virtud de su poder de generar opinión, contribuye a generar una psicosis social generalizada.
Realmente no es un invento de los medios de comunicación. En nuestros días se aprecian en miembros de la población reacciones de rechazo al final de sus vacaciones donde se deprimen y reniegan y viven su incorporación al trabajo como una pesadilla, como una carga que genera rechazo.

Queriendo encontrar explicación a este sentimiento tengo la sensación de que ha venido a ser generado por una falta de "espíritu", por un materialismo que rige no pocas vidas que ha matado ese espíritu que hemos citado de pertenencia, de servicio, de prestigio y ha venido a suplantar un "modo de ser" desde el trabajo, por un "modo de tener" mediante el trabajo que ha venido a ser tiranizante y esclavizante.
En estas condiciones el trabajo deja de ser una actividad creativa, enriquecedora y liberadora para ser una exigencia esclavizante y rechazable.

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