viernes, 27 de marzo de 2015

¿Somos un PROYECTO DE DIOS PERSONALIZADO?

Siempre se nos ha dicho que existimos porque Dios nos ama; y que morimos cuando Dios nos llama.
Que mi existencia corresponde a un acto de amor de Dios, creador; Dios me ama y el resultado es una creación: Mi existencia.
Que mi existencia se corresponde con un plan de Dios acerca de mí; que yo debo ser fiel a ese plan de Dios para mí. Que de ello depende mi Salvación.

Dios, ciertamente, conoce y ama mi existencia. Dios me ama personalmente.

Pero...
¿Es voluntad de Dios personalizada el que "ese" espermatozoide, no otro, fecunde "ese" óvulo, no otro?
¿Es voluntad de Dios personalizada que de esa fecundación resulte un feto tarado que condicione una existencia penosa... o, por el contrario, que resulte el precioso feto de una eminencia del arte, la ciencia, el deporte o la política?

¿Es Dios mismo quien elige el lugar..., el momento..., el modo... de mi nacimiento y de mi muerte?
¿Es un mismo Amor de Dios el que ha determinado que alguien...
Nazca en la marginación del subdesarrollo; o enfermo; o en la miseria, o entre tragedias; y...
otros nazcamos en el bienestar;
Muera en tragedias naturales; en accidente; víctima del terrorismo; y...
otros en cuidados paliativos?

¿Responde nuestra existencia, realmente, a un proyecto personalizado por Dios para cada uno de nosotros?
¿Dios ha creado a cada ser Humano predestinado como proyecto hacia un fin concreto  en la Creación?



Todo esto, que yo llamaría determinismo, no puede ser cierto; porque no sería justo... porque tampoco sería propio de un Amor de Dios.
En un contexto de bienestar es fácil dar gracias al Amor de Dios; pero...
En medio de un contexto hostil; en una vida que no parece serlo... Dios es el Gran Ausente.

A estas alturas de mi vida; a la luz de una Fe en Dios, basada en la Tradición Bíblica hebrea, judía y cristiana, en la radical experiencia creyente en un Dios-Amor-Creador; madurada y repensada desde el Conocimiento y la Razón de nuestra Cultura Ilustrada del Humanismo como forma de entender la Creación y matizada por los subsiguientes Modernismos, tengo un criterio personal.

Al decir que tengo un "criterio personal" no quiero decir exclusivo, ni siquiera original...; pero sí "personal", es decir, no doctrinario. Pero es sincero y honesto.

A ver si soy capaz de expresarme con sencillez y fidelidad:

Es "en" Dios "donde" y por "quien" la Creación "ES" y, en ella, nosotros: el Hombre.
Concibo la Creación realizándose permanentemente EN DIOS: en la mente, en el seno materno... como queramos expresarlo; no como fenómenos creatorios de un Dios externo, ajeno, al margen de su obra.

El Hombre es fruto, como toda la Creación, de la EVOLUCIÓN desde los elementos más simples y elementales hacia formas más complejas según unas Leyes determinadas por DIOS para el desarrollo de su Creación.
Esta Creación no se lleva a cabo mediante amables intervenciones divinas bíblicas, sino como resultado de violentos, terribles y trágicos procesos que han llevado incluso a la extinción de especies que, de otro modo, especies como la Humana, hoy no existirían.

Pero el Proceso Evolutivo de la Creación no se ve afectado por la "intromisión" de Dios, por trágico que resulte para las especies vivas existentes.
Dios no altera el devenir de la Naturaleza y de las cosas, ni siquiera en beneficio del Hombre a quien ama como su imagen y semejanza.
El Hombre goza de cierta divinidad y dominio sobre la Naturaleza y las cosas; pero... es víctima, no sólo, de los desastres provocados por su irresponsabilidad, sino de los que produce la propia evolución creativa de la Naturaleza en que habita.
Dios con-padece con el Hombre las consecuencias de las tragedias propias de la evolución de la Naturaleza y de las provocadas por la imperfección humana; está solidariamente  junto al Hombre inspirándole acciones solidarias que perfeccionan y divinizan su humanidad.

CONCLUYENDO:
La existencia del Hombre es fruto de la evolución cósmica del sistema creativo de Dios: de las Especies vivas como resultado de los procesos electroquímicos consecuentes de las Leyes de la Evolución dictadas por Dios a tales efectos Creadores.
En la Creación nada es fruto de la casualidad. Lo que a nuestro entender es "casualidad", ya estaba prevista en la Mente del Creador.

No hay una elección por Dios, personal, de cada individuo con nombre y apellido. 

Pero...
El Hombre es una "creatura" realmente excepcional en la Creación pues es un ser al que Dios ha concedido dones realmente divinos:
Conocimiento de su mismidad y del entorno, Raciocinio, Libertad, Voluntad y Creatividad.
Facultades por las que intuye al Creador y puede existir una relación intelectivo-afectiva.

Estas facultades hacen que la Humanidad no sólo esté constituida, como los animales, por "individuos" sino que cada individuo adquiera el carácter divino de PERSONA.

Dios no tiene una selección y un proyecto específico y personalizado para cada Persona; cada persona es producto de la Naturaleza Humana.
Pero Dios ama con predilección a cada PERSONA, como imagen y semejanza suya, cualquiera que sean las circunstancias, lugar, defectos, taras de nacimiento, virtudes y capacidades que le caractericen y condicionen.

Hay un proyecto genérico de Dios para el Hombre: 

Que contribuya a la Creación y, a la propia perfección Humana, mediante su aportación creativa, amable, clemente y solidaria.
No hay un proyecto específico asignado por Dios, una tarea, para cada Persona que ésta deba "descubrir" y llevar a cabo fielmente.
Pienso que sería un juego de adivinanzas trágico.

Cada Persona ha de "buscarse la vida" aportando su actividad hacia su propio bien y desarrollo...; al de los demás; y... al cuidado de la Naturaleza.
La búsqueda de la vida no ha de ser a toda costa y de cualquier manera; sino, en presencia y compañía de su Creador, y... a su imagen y semejanza, de modo amable, clemente y solidario en beneficio y respeto de toda la Creación.

Hay una FINALIDAD de Dios para cada PERSONA:

Releyendo mi escrito echo en falta el fin último para el que Dios hizo posible la aparición del Hombre en la Tierra:
Para vivir eternamente en Dios y con Dios.

La muerte del Hombre es en cuanto "individuo" de la Especie Humana; pero pervive, no muere, en cuanto PERSONA.
Es el único proyecto de Dios personalizado: Estar destinado a LA ETERNIDAD.


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