martes, 7 de mayo de 2013

¿Está Cristo en el sagrario?

Cuando, en un momento de la Historia, Cristo es definido y confesado como El Dios Cristiano, se le mete en el Templo, se le rodea de Sacerdotes y se le ofrece el Culto debido.

Pero... ¿Está JESÚS en el sagrario?
Yo creo que.. ¡¡le hemos forzado a que esté!! 
Y está real y ciertamente. Pero... porque nosotros hemos querido que esté. Y Él... nos lo acepta.
Está porque, en una Iglesia Sacerdotal y Cultual"es nuestro modo" de relacionarnos con Él.

Pero... tampoco creo que esté así..., simplemente..., encerrado en el sagrario de la iglesia.
Parece ¡poco práctico! ¿no? el que Jesús, Cristo, esté metido en un cajoncico de una vacía... y oscura iglesia..., a la luz de una vela..., a la espera de que alguien... entre, y que la mayor parte del día... está cerrada. 
Resulta profundamente antievangélico que Jesús esté a la espera de que se le adore como a un Dios en un pomposo acto litúrgico.

Me parece impropio de un dinámico Jesús que marcha a la búsqueda del Hombre sufriente..., y que abominó de la hipocresía, corrupción y tiranía del Templo. 
Parece más propio de un ídolo ante el que "mística" y facilonamente consolamos nuestras insolidarias conciencias y pedimos sus favores.

Estoy absolutamente seguro que JESÚS no ha elegido el Templo... quedándose a la espera...
En el Templo lo hemos metido nosotros.

¿Entonces...?  
JESÚS no está en el Sagrario sólo y aburrido...; o decepcionado por nuestro poco y malo testimonio de humanidad solidaria, de amor compasivo... de hijos de Dios...; tampoco satisfecho por nuestra visita y declaraciones de amor...
No está..., a no ser... que nos citemos con Él ahí: 
JESÚS se hace presente..., cierta y realmente..., "cuando nosotros vamos" al Sagrario.
"Acude" a nuestra cita.
Es más..: ¡¡Entra con nosotros!!

¿Por qué?
Pues... ¡Porque viene... con nosotros..., de donde venimos!... 

Porque... ¡Siempre está donde nosotros estamos!

En el momento que salimos del templo..., ¡¡Él tampoco se queda!!...; Sale con nosotros...

Está: dándose en nuestra solidaridad desinteresada.
Está: impotente, en nuestra indolencia, en nuestra rutina, en nuestro egoísmo.
Está: gritándonos, desde el dolor de los pobres, de los desahuciados, de los enfermos y de los crucificados por nuestras injusticias.

En todo momento..., en todo lugar..., ¡JESÚS está con nosotros!

Lo que pasa es que nosotros pocas veces somos conscientes de ello.
Pero... andando por la calle; trabajando; jugando... etc., Él está a nuestro lado..., imprimiendo a nuestra vida humanidad humanizadora.
Basta hacer un acto consciente, para poder tener un encuentro íntimo con Jesús.

El error es que estamos educados en los conceptos paganos de la cultura Helenística y de las Religiones Sacerdotales acerca de la existencia de dos espacios: SAGRADO, concerniente a la Divinidad; LAICO, concerniente a la Humanidad.
En estas religiones los SACERDOTES constituyen una casta sagrada que pone en comunicación los dos espacios: el divino, sagrado, y el humano, laico.
Concebido el cristianismo como una religión sacerdotal más, Jesús, Cristo, ha sido, extraído del espacio laico, "reservado" "separado" a un espacio "sagrado", el Sagrario.
  
Pero es un error:
En Jesús conocemos que no hay mas que un sólo espacio sagrado que es el laico; o... un solo espacio, el laico, que es sagrado; porque...:
Nuestra vida y... toda la Creación... se da en Dios y con Dios.

Jesús, cuando deseaba un encuentro íntimo y reposado con el Dios Padre, no iba a la Sinagoga o al Templo...; simplemente..., se retiraba, se apartaba..., convirtiendo el propio espacio laico en sagrado.
También nosotros podemos retirarnos en un banco del parque; en el monte..., en el mar...; en el retiro de mi habitación...; en mi andar "con" JESÚS por la calle entre la gente, compartiendo el Amor de Dios "en" los demás.
Y... ¿¡Qué mejor encuentro con Cristo que el ejercicio sagrado de mi profesión..., de mi trabajo..., en su Nombre como servicio humanizador!?

¡¡¡Eso es SALVACIÓN...!!! ¿No es realmente divino?

Es por eso que se hace insoslayable..., más que una "nueva"..., una renovada evangelización.

Estamos evangelizados en la salvación por medio de la fidelidad a una Iglesia Sacerdotal Dogmática dispensadora de los méritos salvadores de Cristo; en la que ningún mérito podemos hacer por nuestra salvación por santa que sea nuestra vida.
El resultado ha sido que:
La Iglesia, con la excusa de Cristo, se ha predicado a sí misma; pretendiendo el dominio de las conciencias; erigiéndose en árbitro del bien y del mal.
El Sacerdocio Ministerial ha sustituido y destruido el "sacerdocio universal" de los cristianos.
Los cristianos, fieles a la salvación mediante los sacramentos sacerdotales, hemos despreciado nuestro estilo de vida cristiano; hemos dejado de llamar la atención, de ser escándalo, denuncia de las injusticias; hemos privado a la vida de su condición divina y salvadora.

Es precisa una EVANGELIZACIÓN RENOVADA que conciba:

El Cristianismo como un MODO DE SER que conforma un estilo de vida en el espíritu de Cristo, por los que Dios se hace presente al Hombre y, por el Hombre, en la Creación.
Como un estilo de vida auténticamente "sacerdotal", porque, el Cristiano, partiendo con Cristo desde la COMUNIDAD, es el "intermediario" por el que Dios se hace presente en la Creación. 
Como un estilo de vida profético, porque, el Cristiano, con su propia vida, denuncia y redime las injusticias.

La Cena como celebración con Jesús, Cristo, sacerdote de su propio sacrificio, unido al sacerdocio universal cristiano.
Reunida la Comunidad para celebrar la Cena, cualquiera, mayor de edad, puede presidirla: "donde dos o más estén reunidos en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos".
No es precisa, pues, la mediación de ningún Estamento Sacerdotal "distinto", "separado", "intermediario" entre la Comunidad y Cristo.
La falta de vocaciones al actual ministerio sacerdotal es, según vemos, un problema ficticio y ajeno a la auténtica Comunidad de Jesús.
Más preocupante es la falta de testimonio de vida cristiano de los cristianos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario