jueves, 14 de marzo de 2013

Jorge Mario Bergoglio FRANCISCUM PAPA I

¡Habemus Papam!
Me resulta curioso cuánto me ha llamado la atención la elección de Bergoglio.
Siempre -y a mis setenta y tres años he vivido varias elecciones- he recibido los nuevos Papas con la tibieza de lo lejano y de lo que es así y así es, sin yo poder hacer nada.
Sólo dos me llamaron la atención gratamente por su aspecto: Juan XXIII por su aire bonachón de párroco de pueblo... y !menuda la que armó¡; y Juan Pablo II por su dinamismo y deportividad.

Pero Francisco I me ha llamado poderosamente la atención porque lo he creído ver cargado de simbología:



Viene de Latino-América, una cultura distinta a la europea dominante y en la que se vive la afabilidad, la sencillez, una espiritualidad que impregna la vida; donde ha vivido el fenómeno de los sincretismos sectarios, el espiritismo y demás expresiones religiosas que distorsionan la frágil fe cristiana de sus fieles más desfavorecidos en la vida;  con una Iglesia que sirve y sufre la pobreza de sus gentes y se ha enfrentado a la tiranía de los poderosos; con una Teología de la Liberación incomprendida y ajena a Roma.

De origen italiano, por lo que conoce el neocapitalismo insolidario e inhumano europeo; la indolencia de los políticos y mandatarios; los entresijos vaticanos de dogmatismo, poder, dirigismo y soberbia de buenos modales. Conoce igualmente la cantidad de Dicasterios (ministerios) que dan asiento a cientos de cardenales y que son absolutamente prescindibles si se dota a los Obispados de la competencia que por naturaleza les corresponde.

Es Jesuita, experimentado en acoger y servir a inmigrantes, a empobrecidos; y en compartir la espiritualidad de las distintas culturas y religiones que conviven con la cristiandad. Conoce la gran dificultad del Vaticano para una auténtica comunión entre los cristianos, más paralizado en las diferencias doctrinales que animador de cuanto de común les une; y para una eficaz aceptación de las demás religiones como manifestación de Dios al Hombre en distintas épocas y culturas. Puede que todo ello se traduzca en una apertura y acogida hacia los más desfavorecidos; de un acercamiento, aceptación y convivencia en relación a las Religiones del Libro: Judaísmo e Islam. Y hacia todas las religiones.

Ha prescindido del Palacio Episcopal correspondiente a su dignidad, para vivir en un apartamento como un ciudadano más; de coche oficial, desplazándose en servicio público...
Elegido Papa, prescindió de varios de los aditamentos propios de la dignidad pontificia; habló como Obispo de Roma.
¿Seguirá esta linea, tan natural en él para prescindir de su condición de Jefe de Estado; de los Dominios del Estado Vaticano; del Papamovil...? ¿Podrá ser su próxima residencia un apartamento en Roma como Obispo? ¿Quizá Castelgandolfo, como Papa, pero apartado de la parafernalia vaticana?

Ha adoptado el nombre de Francisco, absolutamente desligado, sorprendentemente, de toda la tradición papal. Lo que hace pensar en un cierto rupturismo sorprendente. Lo que sí es seguro que lo ha elegido en referencia a la humildad, sencillez y espíritu de servicio del "Poverello".

En qué se traducirá todo el simbolismo que me ha parecido ver lo iremos apreciando con el tiempo; lo demás es confundir mis deseos con la realidad.
Agradezco ya de antemano a Dios su bendición sobre él, su guía, fortaleza y sabiduría para que sea fiel a su voluntad.

1 comentario:

  1. Los latinos nos hacemos notar en el deporte, religión, exportación de frutas. Saludos.

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