lunes, 7 de mayo de 2018

E.T. A- El difícil PERDÓN

Todos necesitamos pedir perdón alguna vez que otra en nuestra vida. Todos experimentamos alguna vez en nuestra vida la necesidad de ser perdonados.
El equilibrio personal, el equilibrio social, dependen de la capacidad de perdonar y ser perdonados.

La disolución de ETA ha dejado en la sociedad una losa de inhummanidad por la crueldad y terror de sus actos. Y se le achaca otro acto de inhumanidad: irse sin pedir perdón.

Pienso que la petición de perdón no corresponde a la banda criminal como tal, de modo "institucional".
La responsabilidad del daño es personal: con nombre y apellidos. La responsabilidad no es compartida, no se diluye en el colectivo.

Para mí sería sarcasmo cruel que tras aterrorizar y manipular la sociedad dijera: "La banda se disuelve; perdón por los daños ocasionados".

Yo necesito perdonar el daño que nos han hecho.
Quiero no olvidar... porque si olvidase me sentiría incapaz de perdonar y quiero poder perdonar para no vivir odiando, para poder reconciliarme y vivir en paz.

Necesito que alguien..., un rostro nos mire a los ojos... y que nosotros podamos mirar los suyos... y notar su arrepentimiento y sincera petición de perdón.

Pero el perdón es difícil.
Es difícil pedirlo... aunque se esté arrepentido.
Es difícil concederlo... cuando se ha sufrido tanto.
Pero es necesario poder pedir perdón... y poder concederlo.
En ello nos va la salud personal... la salud social.

No podemos exigir, ni esperar que alguien arrepentido nos pida perdón.
Pero... siempre debemos poder perdonar.

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