miércoles, 9 de mayo de 2018

FORALIDAD... ¿En peligro?

Es imposible y..., además, no puede ser.
Oigo y leo con consternación el temor que transmiten los medios de comunicación acerca de la posible supresión de la FORALIDAD.

Transmiten alarmismo haciéndose eco de movimientos apocalípticos desde España.
Sin hacer la mínima mención a las potencialidades y blindaje que la propia Foralidad alberga.

Con el sorprendente silencio cómplice de nuestras Instituciones Forales, nuestros partidos, nuestros políticos, nuestra prensa nacionalista y de nuestra sociedad, como rendidos, vencidos por algo, no sólo posible, sino probable.

Pero la abolición de la FORALIDAD es imposible y... además... no puede ser.
La Foralidad no la otorga, no la confiere ni la retira España ni sus instituciones.
España no es la titular de la Foralidad.
Euskadi y Navarra son los titulares de su Foralidad. España reconoce y respeta la Foralidad de estos Territorios y forma parte de la Constitucion del Estado.

A este respecto, hemos oído que el reconocimiento que la actual Constitución hace del Régimen Foral, podría verse anulado por la supresión en una nueva Constitución.
España no puede abolir nuestro estatus Foral, no tiene competencia, como no sea alegando derechos de conquista, hoy a todas luces extemporáneo.

España, evidentemente, podría continuar con su Administración de Régimen Común que es la suya, y prescindir de la Administración Foral, rompiendo el Régimen Pactado inherente a la Era Constitucional.
Ello, en nada afectaría a nuestras Instituciones que, titulares de nuestra Administración Foral privativa, se verían separadas del Estado al modo preconstitucional.

Si España anula del ordenamiento del Estado nuestra Foralidad, anula nuestro nexo de unión en el Estado, anula su nexo de unión con los Territorios Forales.

Lo que nos pasa es que, imbuidos de mentalidad autonómica sometida al interés del Gobierno de España, perdida nuestra conciencia Foral, cualquier viento del sur nos organiza una tormenta.

La abolición de nuestro Régimen Foral no vendrá de España; será por nuestra desidia y connivencia con el Gobierno español.
Asustémonos por nuestra propia actitud respecto al fuero; no por inútiles amenazas foráneas.


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