jueves, 13 de diciembre de 2012

DIOS en el Parlamento Vasco

¡Gracias a Dios...! Dijo ayer Laura Mintegi provocando murmullos en el cuadrilátero parlamentario, corrigiendo después, sustituyéndolo por: "Afortunadamente" Y... se disculpó "por su educación cristiana".
Yo, a decir verdad, no entiendo ni la extrañeza de la expresión cristiana ni la corrección, porque ¿a alguien nos extraña o corregimos la expresión "Ojala" que no es otra que Oj Allah: Quiera Alá? ¡Cuántas veces lo decimos y no somos musulmanes!
¿Por qué, pues, siendo en muchos casos una expresión meramente cultural causa extrañeza y aun repulsa? ¿Por qué la cristiana sí y la musulmana no?

Pero dicha esta anécdota, lo que quiero resaltar es que se invocó el nombre de Dios: consciente o inconscientemente, se le hizo a Dios presente por su nombre en el Parlamento Vasco.
Pero no fue la única forma de estar Dios presente, de forma además fugaz y aun involuntariamente. Su presencia fue densa e intensa a lo largo de toda la larga sesión por la presencia, actitud y proyectos de gobierno de las personas que allí intervinieron.

Presencia de Dios es ver, al fin, al pequeño grupo convertido de sus actividades violentas a la democracia y, en coalición con partidos democráticos, ocupando buena parte de los escaños.

Presencia de Dios es oír a Laura Mintegi traer la voz de la calle para denunciar la deshumanización de las políticas neoliberales traídas hasta el presente, proclamando un nuevo paradigma político más social y solidario, poniendo los objetivos en el Hombre y no en el beneficio del capital. Mirando con amabilidad a peneuvistas y socialistas y diciéndoles alto y claro "no enfadada", dijo, que los culpables de esta crisis no vienen de lejos, que alguna responsabilidad tienen quienes hasta ahora han estado gobernándonos. Proclamando con vehemencia, "no enfadada", repitió, la necesidad de colaboración entre todos en pro de la búsqueda de soluciones a tanto sufrimiento.

Presencia de Dios es oír a los oradores hablar sin acritud, sin atacar a los demás, algo absolutamente inusual, y en torno a una actitud de colaboración o de oposición positiva en torno a la defensa y desarrollo de políticas en favor del empleo, de los derechos humanos y en contra de la deshumanizadora política neocapitalista en curso; en contra de toda violencia, persiguiendo el diálogo y el entendimiento...; es lo que vi y oí durante el tiempo que estuve atento al desarrollo del acontecimiento; me llenó el ánimo de esperanza e ilusión.
¿Qué se acertará o podrá llevar a cabo de todo ello? Ese es otro tema como en todo proyecto humano. Pero yo, allí, vi a Dios en la actitud y voluntad de aquellas gentes.

Presencia de Dios se encuentra en las palabras finales del nuevo Lehendakari: "En busca de la paz, la convivencia y de la dignidad".

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