De mayorías y españolidades

"La soberanía nacional reside en el pueblo español" sentencia el preliminar de la Constitución española.
La soberanía española, connatural al pueblo español, se impuso ya ilegítimamente mediante violencia política, cultural y jurídica, desde la primera Constitución de 1812 a Países como el Vasco, el Reino de Navarra, Cataluña, que no formaban parte del Estado español.

Para ello, ante la resistencia de estos Pueblos a ser absorbidos por el pueblo español, les fueron ilegítima y violentamente abolidas sus Instituciones, para que, introducidas otras españolas, aceptaran la Constitución española.

La Constitución de los españoles fue, así, impuesta a Países que no lo eran.
Españoles por decreto, como los catalanes, a los que no se les concedió la oportunidad de manifestar en qué forma estaban dispuestos, o no, a serlo, pues aquellos que lo intentaron fueron abolidos.

Vascongadas y Navarra, no obstante, incluso mediante instituciones españolas impuestas, lograron pactar un Régimen Foral en base a su soberanía original, lo que constituiría, a mi modo de entender, la forma más antigua de confederalidad.

Los españoles y su Constitución se han encargado, por la ley de la mayoría, de reducir a fuego lento el estatus Foral con representación exigua en las Cortes.
Es necesaria mucha habilidad y tesón para conservar el estatus Foral aprovechando la debilidad de los gobiernos para sobrevivir en un medio hostil, dirigista y totalitario en nombre de la igualdad de todos españoles ante la Ley.

No existe un Estado español constituido por la aportación libre de los Países que lo componen.
Es la Constitución de los españoles la que, por mera mayoría numérica se impone a otros Países.

Rajoy, blandiendo la espada de la Ley de los españoles es, así, el mejor agente del proceso de independencia de una Cataluña que se siente con el derecho de hacerse oír, inútilmente, en minoría en plenos de las Cortes mayoritariamente españolas; si les cierran la puerta en nombre de la mayoría española, ¡¡¡se van!!! para vivir su propia historia como gran Pueblo europeo.